sábado, 8 de agosto de 2009

De la lengua hablada a la lengua escrita

De La lengua hablada a la lengua escrita[1]

Tanto la lengua hablada como la lengua escrita incluyen aspectos genéticos en su comportamiento. De estos, se dice que hay dos niveles de formación para la lengua: el nivel del sujeto donde el objeto es interiorizado particularmente y, el nivel social donde los objetos interiorizados entran a ser parte de las herramientas del sujeto para enfrentarse al entorno y a la lengua de grupo.


La lengua hablada es la primera en el proceso de interestructuracción cognitiva. De igual forma, su sistema es diferente al de la lengua escrita, ya que, mientras ésta se compone de fonemas y articulaciones vocales, la lengua escrita está compuesta por signos gráficos que requiere del sistema motor para su producción. Por lo demás, se dice que la lectura implica un procedimiento de decodificación (proceso inconsciente y globalizado) opuesto a lo que sucede en la escritura, en este caso se habla, entonces, de un proceso de decodificación en el cual uno de los principales fines es registrar información que se pretende comunicar. Así, tanto en la lectura como en la escritura se involucran métodos de análisis sintéticos, globales y mixtos de codificación y decodificación de “datos”.


En la enseñanza de la lengua materna, esta se da como un aprendizaje espontáneo que implica procesos de asimilación y acomodación del sentido. La asimilación se refiere a un proceso de análisis estructural; en lo que respecta a la acomodación, en este proceso se incluye la integración funcional de modelos que inducen la reorganización de estructuras cognitivas.


Esto quiere decir que ni la lectura ni la escritura son actividades pasivas relegadas a personas débiles, por el contrario, se trata de “ejercicios” cognitivos que estimulan el desarrollo de la mente humana. Por ejemplo podría aludirse a la gramática (estudio de estructuras lingüísticas) como un estudio que sobresale por la aproximación a la configuración mental que concede. En sí, con la gramática podría considerarse que: la mente es asidero de ideas y las ideas se conforman, en parte, por códigos lingüísticos. Que la cuna de las ideas se encuentre en el alma, en el espíritu, en la información genética o en entes externos que manipulan nuestras emociones, es algo que implica otras reflexiones más abstractas que, en estos momentos, distorsionarían el tema.


Por otra parte y lejos de querer seguir con términos confusos, la gramática y el estudio de la lengua materna no deberían ser, simplemente, función de algunos intelectuales. Tanto la lectura como la escritura son herramientas determinantes en el desarrollo cognitivo de una persona, por ende, la degeneración de estas herramientas no puede aludir sino al manejo de un prejuicio social que se mantiene como el tabú del sexo. Si aun se pueden ver mujeres y hombres escandalizados porque los jóvenes quieren (“requieren”) aprender sobre preservativos, no es de extrañar que el cultivo de la lectura y la escritura siga considerándose como un privilegio de clases o en su defecto, el más tedioso de los ejercicios que existen en la escuela.


En estos términos, que la lectura y la escritura sean mal-considerados por algunos estudiantes y profesores que propagan su mal uso, no es sino el síntoma de un prejuicio dañino que pervive en nuestras mentes, el cual requiere, además, de mostrar al conocimiento como un misterio prófano e incluso inútil para aquellos que requieren ganar dinero; los niños trabajadores son un ejemplo de esto.


En conclusión, a pesar de que la escolarización puede no ser un hecho útil para todas las poblaciones, leer y escribir son complementos indispensables para el enfrentamiento de un individuo ante la sociedad, por algo se ha considerado la educación como un derecho fundamental y esto es algo que puede reconocérsele al Estado. Por otra parte ¿es indispensable que exista la escuela como una institución inamovible para que niños, niñas y demás personas interesadas, puedan aprender estas herramientas?

He querido dejar esta pregunta abierta porque considero que estos temas carecen, actualmente, de una conclusión. La conjetura al interrogante está, ciertamente, en lo real y lo real no se reduce a una interpretación de los hechos.



[1] Este protocolo proviene de las lecturas efectuadas a:

NOT, Louis. EL CONOCIMIENTO DE LAS LENGUAS (LENGUA MATERNA Y LENGUAS EXTRANJERAS), en: Las pedagogías del conocimiento. 4ª reimpresión. México: Fondo de cultura económica, 2000.

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